Cuenta la historia que en
1945 llegaron a Colombia dos hombres suizos con su visión futurista: Don
Max Bazinger y Walter Goggel. Iniciaron la búsqueda de zonas ricas para el
acopio de leche y cuando conocieron el valle de Sopó, quedaron fascinados por
su similitud con el paisaje suizo.
En ese entonces, compraban
500 botellas de leche y manualmente elaboraban el queso diario. Lleno de
optimismo se veía a Don Max montar en una carreta tirada por un caballo, cuando
iba a la finca productora a recoger la leche en cantinas. Mientras tanto, fue
Walter Goggel quien, con un sello que contenía el nombre de ALPINA en
manuscrito y en color verde, lo estampó sobre uno de los quesos dando origen al
logo de la compañía. Con un préstamo bancario adquirieron un terreno de siete
fanegadas para construir la fábrica: una planta sencilla. Desde entonces y
hasta el momento, Alpina ha vivido una cultura de calidad, confianza e
innovación que nos ha llevado siempre a trabajar para seguir escribiendo una
historia ofreciendo lo mejor.
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